Nacho Redondo se tiene que morir.

Es necesario que me muera.

Gran título. Un poco amarillista, pero no tanto como parece. Una disculpa por eso.

Hace unos días tuve una conversa muy profunda (de muchas cosas) y entre ellas, salió el tema de la insatisfacción.

Hablando con esta persona, se me hizo entender que estaba completamente insatisfecha con este momento de su vida. Tiene mucha razón. Escuchando me di cuenta que está en ese sitio por mil cosas que está viviendo.

Ahora… Esta persona es artista. Tiene mucho que decir y le llega a la gente. Es una voz poderosa y me consta. A mí, que soy difícil de influenciar, me llega. Me influencia a niveles muy altos.

Ahora, sin querer, di con una vaina que jamás en mi vida había pensado y me pareció arrechamente revelador…

Antes de comentárselos, si quería reconocer el fenómeno de descubrir cosas asimilándolas en el exacto momento que salen de tu boca. Como si las estuvieras escuchando de otra persona. Capaz era algo obvio, pero en el fondo esto que yo le dije, lo necesitaba escuchar yo también. Ese acto me parece LOCO DE BOLA.

El cerebro es arrecho, ministro.

Pues, resulta que cuando escucho lo de la insatisfacción mi respuesta fue: “

¿Y no es tu trabajo estar insatisfecha? ¿Cuántas veces has estado así y lo que viene siempre es mejor? ¿Cómo consigues de qué hablar o de donde sacar un ángulo de si no es cuando te mueves de sitio?”

En lo que salió eso de mí dije: “Oh oh! Esto es para mí también”.

Efectivamente.

Los artistas nos nutrimos de la insatisfacción, la incomodidad, las ganas de moverse o incluso que te muevan otros de golpe.

Ejemplos:

En la música: una canción de despecho.

En el cine: un evento traumático.

En un libro: una historia de superación.

En un stand-up: un chiste sobre lo injusto.

Y pare usted de contar los miles de ejemplos.

La musa es rara.

No es de gratis que se dice que los artistas cuando están felices pierden la “musa”. Un artista que no tuvo nada y de repente tiene todo, aunque se lo merezca por su trabajo, siempre lo va a desconectar de lo que originalmente lo llevó ahí. Es una verdadera locura y maldición.

También hay gente que tiene todo y lo pierde y tiene que reajustarse.

También existe el “no moverse NADA” en mucho tiempo. Eso desorienta la musa.

Se habla mucho de Jay-Z en estos términos. El hip hop de la calle jamás va a ser lo mismo cuando eres casi billonario. ¿De qué vas a hablar? Cuando ya tienes plata suficiente para cerrar el Louvre para hacer un video con tu esposa, creo que es hora de reubicar la musa.

Y sabes qué hay que hacer para reubicar una musa? Morirse.

No morirse morirse. Sino… “morirse”. ¿Me explico?

Importante destacar que para un artista la musa no está en nada específico. Pero perderla si está en la comodidad. Es un concepto demasiado abstracto para explicarlo, pero si quisiera intentarlo, diría que más que la incomodidad moviendo tu input, es como te comportas frente a ella lo que te da el mensaje correcto para ofrecer.

Estoy particularmente obsesionado con el tema de la muerte de hace como 6 meses para acá. Yo nunca le he tenido fobia a morirme, ese no es mi miedo.

Es más, me atrevo a decir que justamente porque NUNCA le he tenido miedo a la muerte, es que me he permitido morir varias veces en esta vida y eso es lo que ha hecho que yo como artista (también como persona) me atreva a hacer vainas que me mueven constantemente.

Ya expliqué mis razones de por qué morirme a mi no me da miedo en el newsletter anterior. Lo que si es ladilla es el dolor que ocasiona.

Matarse cada cierto tiempo destruye porque renacer en ti mismo es profundamente doloroso y las cicatrices que quedan no son juego. En este momentode mi vida tengo marcas de todas esas veces que me he muerto y las llevo a mucha honra.

Pero si fueran físicas me viera más o menos así:

Es muy probable que tú, persona leyendo esto, hayas muerto al menos un par de veces en esta vida. Emigrar es morir, por ejemplo. Ese ejercicio mata la versión cómoda de tu casa y le da la vida a quien aparece en un país nuevo re-aprendiendo vainas que creías que sabías como hablar, relacionarte y trabajar. Terminar con alguien es morirse. Que tu mamá fallezca es morirse. Todo lo que te mueve de tu vida a otra, es morirse.

La diferencia conmigo y con los artistas que conozco es que nosotros BUSCAMOS morirnos.

Estoy activamente escribiendo el show nuevo y tiene demasiado de este tema. Les prometo que aunque va a ser intenso, va a ser cómico a diferencia de este newsletter.

Justamente me motivé a escribir sobre esto porque estoy sintiendo que me estoy muriendo as we speak (as I write, mejor dicho). Capaz la muerte más pesada de toda mi vida y vaya que he vivido muertes.

Incluso en un principio quise llamar el show nuevo:

“Nacho Redondo TIENE que morir”

Pero se me hizo muy obra de microteatro en un container por ahí en Wynwood. Not my jam.

Ya tengo el nombre real y lo sabrán a su tiempo. Me emociona mostrárselos.

Pero sí, me tengo que morir para escribir este show. Me estoy muriendo mientras escribo esto y estoy muriéndome hace un buen rato. No estoy bien, pero voy a estarlo.

¿Saben cuando en las películas uno se da cuenta que el protagonista está enfermo y se va a morir porque tose en una servilleta y hay sangre? Este newsletter es esa servilleta.

No sé que “Nacho” sale después de la muerte que está viviendo. Lo que sí se es que cada vez que he muerto, sale más arrecho que nunca.

Si estás pasando por una muerte, estoy contigo. Déjala pasar. La parca light es más pana de lo que piensas. Ya lidiaremos con la parca final.

Es la gente que se resiste a morir la que no vive un carajo.

Pilas con eso.

Bye.