Ultimamente ando bien “profundo profundini” en este newsletter. Es sin duda alguna mi output más personal y más sincero, apartando mi stand up. A veces creo que estoy pasado de ridículo pero luego leo sus mensajes de respuesta y que les sea útil es todo lo que necesito saber para continuar haciéndolo.
Profundo Profundini
Pero siempre que escribo así me recuerdo quién soy y que aunque yo sí me considero un tipo medianamente cursi, hay mucho cinismo y tierra dentro de un título como este.
La verdad es que estos últimos meses he estado en un viajecito personal interno bien interesante que pudiera justificarse con el paraguas clásico del “midlife crisis” y aunque es totalmente cierto, lamentablemente y como en todos mis peos internos, es muchísimo más complicado de lo que quisiera.
Pero en esta oportunidad, no voy a conversar desde el ángulo desesperanzador o negativo de un movimiento como este. Hace un par de newsletters mi mamá me escribió toda preocupada porque pensaba que me iba a matar cuando leyó que había que “morirse”.
“Yo no sabía que estabas tan mal, hijo” me dijo por Whatsapp.
Casi le respondo: “¿cuando has sabido, señora?”.
Pero tampoco era la idea volver a recordarle que yo me muevo por este mundo solo desde que tengo memoria.
Este escrito va por otro lado: Quiero agradecerle a las circunstancias y a la vida haberme dejado claro quién soy desde pequeño. Incluyendo a la señora que llamo mamá.
Impresionante la cantidad de padres que limitan y cortan el desarrollo de la identidad de sus hijos solo por tratar de vivir a través de ellos lo que no pudieron lograr en sus miserables vidas de mierda. Una disculpa por las groserías y el resentimiento, pero nada me arrecha más que ver a un papá empujar a su hijo a jugar baseball como él quiso y no pudo sin darse cuenta que de repente su hijo lo que quiere es estudiar botánica y casarse con un sueco.
Es muy cómico que Chatgpt decidió que para dejar claro que el esposo es sueco, le puso una camisa con la bandera y los colores. Capaz es bastante nacionalista, no se.
Por cierto: que sea gay, no significa nada importante para este ejemplo. No seas esa gente. Te vi.
Yo soy comediante.
La ligereza con la que eso suena es abismal, pero carga tanto poder una vez lo internalizas…
Buen momento por cierto para recordarte que estoy de gira. Para el momento que estás leyendo esto los shows de Madrid, Buenos Aires y Santiago están por agotarse.
PUEDES COMPRAR TUS TICKETS EN ESTA ORACIÓN TODA ESCRITA EN MAYÚSCULAS.
Seguimos…
¿Somos lo que hacemos? No sé.
¿Somos la persona que actúa cuando no está trabajando? Ni idea.
¿Somos quienes somos cuando estamos solos? No sé cuántas máscaras cargo conmigo, honestamente.
Es normal. Todos tenemos. Estamos acostumbrados a darle una connotación negativa a una “máscara” porque cualquier pajúo con 10k seguidores de instagram te recuerda a diario que “tienes que ser tú mismo” sin considerar que “tú mismo” está conformado por muchos “tús” que se integran de maneras distintas a distintos escenarios. Si nuestra identidad fuera pura, fuéramos todos unos psicópatas con habilidades sociales nulas y la expectativa de vida fuera 14 años porque nadie aguanta esa pela y en vez de baños públicos tuviéramos, guindaderos públicos.
También dividido en mujer y hombre, por cierto.
Lo único que sí se, es que me enorgullece decir que yo soy exactamente quien le propongo a la sociedad que soy en sus distintos escenarios. Para bien y para mal. Con virtudes y caídas. Y si de algo les sirve, cada segundo que pasa me siento más yo que nunca y por alguna razón nació en mí una necesidad demasiado agresiva de defenderlo.
Siempre he pensado que así como la idea básica y primera capa de las “máscaras” de la sociedad se ven como negativas, lo mismo pasa con la gente a la que se le señala por tener “agenda”.
Miren, absolutamente TODO el mundo tiene una agenda. Preocúpate es cuando esa persona no la haga transparente. Se claro con lo que quieres del otro. Es simple.
Volviendo a la identidad…
Yo tengo amigos muy cercanos que no saben quienes son. Esa vaina me destruye. No sé como ayudar y tampoco (debo) puedo. No es mi peo, pero coño… saber quién eres despierta tu verdadero potencial como persona que aporta cosas en este mundo.
Por ahí hay tanto potencial desperdiciado por crianzas de mierda…
Ahí tienes otra… no todo el mundo aporta algo. ¿O sí?… Qué jodida realización y ni hablar de la responsabilidad que eso significa. Una responsabilidad fantasma, además, porque puedes sacudirte de eso cuando te plazca.
¿Debería todo el mundo aportar algo? O existe gente que solo… ¿existe? ¿Tienes una influencia directa aunque no quieras con tu entorno? Qué ladilla ya nacer con responsabilidades.
No debería compartir esto con ustedes, pero igual lo voy a hacer porque mi podrida y perenne necesidad de conectar con extraños para corroborar mis sentimientos sobre las vainas me hace un “over-sharer”, pero hace un par de sesiones de terapia se me hizo entender que yo nunca he encajado en un sitio y que nunca voy a encajar. Estoy condenado a ser un “outsider”.
No significa literalmente que eso me ocurra. Significa que cada cierto tiempo, yo necesito moverme de sitio para no aburrirme.
Eso tiene una explicación intelectual que sí me voy a reservar porque si por alguna razón ya te caigo mal, te caería peor si te digo la justificación de tal aseveración. Pero en el instante que se me revela esa información tan precisa sobre mi personalidad, pasaron varias vainas por mi cabeza:
¿Por qué coño yo no supe deducir esto antes? ¿Soy bruto o qué?
¿Dónde he encajado por más tiempo? ¿Por qué me aburro rápido de las vainas?
¿De verdad no existe ni UN sitio donde encaje?
No se nada de eso. Me siento brutísimo pero al mismo tiempo, se que no reconozco las respuestas del por qué se quien soy. La razón por la que no encajo en la mayoría de los sitios es porque mi identidad es tan específica que solo encaja en un sitio: la tarima.
Hey, no es que “¡uff qué especial, que específico y único!” Habemos miles de comediantes. El tema es que yo creo que no tengo otro ángulo y nada me hace sentir mejor que eso. Entonces todo en mi vida gira al rededor de esa idea.
Esto quiere decir, que a pesar de saber quién soy de verdad, ejerzo mi verdadero yo única y exclusivamente 1 hora cada cierto tiempo cuando me presento en un show. Imagínate esa locura. Tengo una identidad completamente dibujada y no la puedo ejercer todo el tiempo de mi existencia. ¿Qué clase de maldición azteca tengo encima?
Digo maldición azteca porque también tengo un pasaporte español y ese país lleva mucho karma. Historia, le dicen.
La otra es que capaz puedo ser varios. Yo creo que un carajo como, no sé, Andre Agassi es tenista, pero también es papá. ¿No? Qué peo.
No lo he explorado tampoco.
Lo que sí es que me da demasiada alegría saber quién soy. Es un “yo” bien solitario, eso sí. Es una ladilla tener tan claro quién eres porque te ahorra años de tu búsqueda personal. Lo que haces es nutrir lo que conseguiste temprano en la vida y ya está.
Es medio trampa…
Mis amigos de los que les hablo que no saben quienes son… Jamás se lo imaginarían. Jamás. Pueden ser perfectamente las personalidades más fuertes y poderosas pero su identidad está más borrosa que la mirada perdida de un padrastro borracho, valga la redundancia.
¿Cómo se sabe quién eres? Verga… usualmente podría articularte muy elocuentemente una respuesta, pero… me agarras fuera de base. Es un sentimiento. No es un hecho, no es un acto, no es algo tangible a simple vista. Es una vaina que simplemente, sabes.
Tengo mucha suerte. Yo espero que leyendo esto, estés al menos cerca de saberlo si no eres uno de los afortunados.
Saber quién eres te pone en tu sitio rápidamente en esta vida. Capaz en la otra eres una lechuga y tu identidad es servir textura y sabor de lechuga a un sandwich. Cumples tu vaina, te come un estudiante de administración de empresas que no sabe quién es todavía y pasas al siguiente nivel. En este ejemplo una lechuga sabe más quién es que un joven estudiante de universidad.
No quise llevarte a ese lugar, pero… espero seas la lechuga ahorita mismo.
A medida que posteas es como si se aligeraran los dedos y corre con más naturalidad, un blog supera al anterior y aunque se que no se trata de “superar” y no hay expectativa al compartir, lo que se transmite se siente como tal. Este ha sido uno de los mejores escritos que haya visto (tal vez resuena conmigo en este momento y por eso digo esto). Las preguntas que uno tiene o la instrospección y luego leer esto, es confirmar que no estamos solos en esto aunque a la vez si pues. Gracias Nacho! Keep up!
Gracias por compartir Ignacio. Creo que los que hemos tenido el privilegio de ‘darnos cuenta’ de hacernos ‘conscientes’ (mucho o poco) vivimos en una transformación constante e inevitable, donde simplemente el pensamiento y por consecuente la versión de sí mismos si o sí cambia constantemente. Me quedo con el hecho se que somos muchas identidades, muchas versiones